domingo, 13 de enero de 2013

Mentirosa.

Hace mucho tiempo que te conozco, no puedo decir que toda la vida, y siempre me has dado muy buenos consejos. Has sido como mi segunda hermana. No has llegado a ser mi mejor amiga, porque ya tengo una que no cambiaría por nada en el mundo. Pero, ahora mismo no sé que pensar de ti. Pareces no tener personalidad, te dejas influenciar por otras y, ¿Qué quieres que te diga? Eso dice mucho de ti. A veces me hablas otras pasas. Cuando digo que me da igual, lo digo en serio, porque al fin y al cabo, está demostrado que todas habéis sido muy falsas.
No sé que te pasa ni en qué mundo vives, pero espero que despiertes pronto. La mayor parte de los recuerdos que tengo contigo son buenos, hasta hace dos meses.
Sinceramente, ocultas cosas, no solo a mi, y eso no ayuda. Sí, si me necesitas, ahí estaré, pero no esperes que te reciba con los brazos abiertos, porque me has fallado y bastante. No me puedo creer que aún te consideres buena amiga.
No tienes ni idea del daño que has hecho.

No hay dolor ni sufrimiento.


¿Sabes? No me importa lo mucho que me odies, o la cantidad de tweets que me dediques, en plan indirectas. Lo que pareces demostrar es que no tienes personalidad y menos, valor para decírmelo a la cara lo que piensas de mi.
Me da asco que intentes manipular a tu querida amiga, y que ella no tenga suficiente personalidad para que se deje influenciar por ti.
No te equivoques conmigo, sabes que tu vida no me interesa, y que antes muerta que estar en tu vida. Lo que menos te tengo es envidia.
Lo único que me produces es pena. Porque algún día te darás cuenta de que nadie te quiere y tendrás que cambiar, porque no te quede nadie.
Así que tranquila, que aunque intentes 'marginarme' no lo vas a conseguir, porque si algo he aprendido en esta vida, es a tener amigos hasta en el infierno.